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Recreo bajo control

Recreo bajo control


Controlar el recreo era el pensamiento que primaba desde mediados del siglo XIX, pues los educadores veían en él una distracción peligrosa para niños y niñas.

A partir de 1850 se aplicó una programación detallada del uso de las horas pedagógicas y de las pausas entre clases. "Esta característica le ha permitido a la estructura escolar (...) ejercer un control, generalmente muy férreo, sobre los educandos" (Orellana, 2010: 159).

El recreo se consideró como un escenario ideal para trasmitir valores y hábitos lúdicamente. En Observaciones relativas a la educación física de los alumnos de las escuelas públicas (1916) se recomendaba a los profesores participar activamente en este momento de la jornada escolar.

"Durante los recreos los maestros vigilarán, dirigirán y fomentarán los juegos de los alumnos, y si jugaran con ellos, su labor educativa sería más eficiente. La pedagogía moderna asegura que los maestros que saben jugar y juegan con los alumnos son los mejores maestros; y esto tiene su explicación por cuanto el juego da la ocasión mayor y mejor, a los educadores, para conocer a fondo a sus discípulos" (Martínez, 1916: 11).

La introducción de la Gimnasia encontró en el recreo escolar un momento para incentivar su práctica:

"Por lo menos las niñas que pasan muchas horas en la escuela, deberían dedicar diariamente algunas horas a los juegos deportivos. Con tal que presida la vigilancia medica, los mas de los juegos usados por los niños se pueden emplear con el mismo resultado por las niñas" (Ruiz, 1912: 88).

Aun así existían pensadores que valoraban el uso libre del tiempo de descanso. "El recreo debe tener por objeto dejar al niño entregado al juego libre y espontáneo, a fin de que sus impulsos, su carácter, su iniciativa, su espontaneidad encuentren la ocasión que él necesita para que hagan irrupción" (Lamas, 1911: 32).

La pedagoga y directora de liceos Amalia Álvarez sugería un descanso cada media hora de clases ocupado en gimnasia para el kindergarten (Álvarez, 1922: 76).

Supervisión moral

El texto Enseñanza secundaria de la mujer. Régimen de los Liceos de Niñas (1922) recomendaba hacer turnos para controlar los juegos, pues la supervisión moral de las distracciones era parte de la labor pedagógica.

"Los juegos de apuestas de intereses, de ladrones, de policías etc. serán estrictamente prohibidos. Igualmente los juegos de noviazgos, casamientos, amores, y algunos parecidos serán reemplazados por otros más adecuados a los niños" (Martínez, 1916: 13).

El orden moral se extendía a los lugares de descanso: "en las escuelas donde sea posible, se determinaran patios separados, o secciones de patios a los niños de diferentes edades o tamaños, por consideraciones de orden pedagógico y conveniencias morales" (Martínez, 1916: 12).

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